Wednesday, March 29, 2006

CUANDO TU LUZ SE APAGA

Hoy no tienen cadencia ni sentido
y carecen de nexo las palabras
con que intento expresar
torpes razones
de tu oscuro delirio.
Hoy las sílabas
me golpean las sienes,
sus sonidos son garfios
que desgarran sin tregua
mis heridas
para ubicar tu ausencia
sobre el alma.



¿Cómo tanto dolor
se ha hecho posible?
Toda la despiadada estirpe
de la fatalidad
se ha abatido sobre los recuerdos,
como si un extraño azar
hubiese trazado sobre el tiempo
esta feroz coincidencia
hacia la noche.



Estabas hermosa vestida de novia;
sonreías con la plenitud gozosa
del rotundo clamor de tu esperanza.
¡Cómo amabas entonces!
Cómo seguiste amando día tras día
en la fértil pasión de aquel verano:
plenitud manifiesta desposada,
tibia hogaza de miel,
dulce novia del trigo,
tensa fragua.



Hoy un sinsentido cruel
ha golpeado tu boca, y tu mirada
se apaga en un horizonte sin futuro;
ya un navajazo rudo deshace tu cintura
gacela fugitiva
de silencioso paso.


¿Quien dirigió la noche a tu figura?
Nada ya para ti tiene sentido...
salvo el amor.
Te aferras a la mano amada
y miras con grandes ojos,
sin apenas una queja,
paloma que ya apenas aletea.


Te apagas en tu hora de plenitud,
novia eterna del cielo,
mariposa breve
que ha estallado de luz a toda prisa.
No perdono al dolor en tu destino
ni a esa noche cerrada que te aleja
de quien tanto se afana por quererte
y a quien tanto dijiste que le amabas.


Rafael Bascuñana Benítez